martes, 8 de noviembre de 2011

4:49 pm - 5:03 pm

Mi ubicación de aquella tarde correspondía a un café desolado, de la calle San Carlos. Irritada por el silencio del oscuro lugar, me dispuse a hojear un viejo periódico llamado "Alta Mar". Trashojaba cientos de páginas plagadas de política y otras fechorías, sin sospechar que iba a encontrar la desolación en las letras amargas de un inesperado adiós. 
                             Esquela Mortuoria, con tu nombre.                                                                                                                                                                    Dos lagrima caen, un latido se congela y el sentimiento del amor se quema. Fantasmas disfrazados de soledad anuncian un sepelio sin marcha atrás. Tu muerte repentina se burla de mi paradójica vida y el silencio del café se convierte en un grito ahogado que me sabe a ayer. La cruda realidad se volca en mi contra una vez más. 
Y cuando estaba a punto de sollozar, la camarera me advierte que el periódico que leía, pertenecía a la Segunda Guerra Mundial. 

2 comentarios:

  1. Acabo de encontrar estos cuatro minutos de tiempo... Sabe, escribes muy bien, me sorprende... y me gustan las imágenes que usas para expresar lo que quieres decir...
    Cuatro minutos no son suficientes para leerte, pero si algo tiene de sobra el universo, es tiempo...

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  2. Perdón, quise decir catorce minutos, no cuatro...
    Igual, aprovecho para volver a decirte y felicitarte por lo bien que escribes...

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