miércoles, 12 de octubre de 2011

Tormento...

El sol ya se escondió, y los recuerdos se escuchan como truenos. La conversación terminó sin un adiós y el paradero sigue siendo desconocido. Aún no se si el suyo o el mío, porque yo también me siento perdido. Los valientes rayos de luz que atraviesan mi habitación son testigos de esta depresión y me temo que amarte se convirtió en la solución para un problema existencial, que entre poemas y letras se creó. Un buen amor, reconoce que no estará allí para siempre, sin embargo me sabe amarga la ausencia y el dolor. Me ahogo en un mar de cartas sin remitente ni emisor, que cuentan la historia de un tu y yo que nunca existió. Basta mirar al espejo para saber lo que hace bastante lunas ocurrió, mientras tanto el cigarrillo sigue disipando esta agonía, que se hace diariamente mía.