lunes, 29 de julio de 2013

Mirada circunstancial

Sus ojos perforan cualquier desnudez, se le nota soledad en la sonrisa...¿quién sonríe de tal manera? sólo aquel que en verdad necesita ser rescatado, de algún demonio, de algún paraíso inicuo o quizás solo de si mismo.

Lo observa desde el fondo del lugar... él ignora la presencia de esa observadora natural.

Al otro lado de la división de concreto, la gente transcurre sin imaginar las historias que se esconden detrás de cada puerta, gente ensimismada en un mundo del que creen apropiarse a través de divisas engañosas que prometen comprar la felicidad.

Otras mil continúan sentadas en el lugar, el invierno las estremece en cuanto algún escalofriante viento se cola entre el abrir y cerrar de una pequeña ventana, también ubicada al fondo del lugar y que es igualmente ignorada.

¿Ella? ¿Qué se puede decir de ella? Una curiosa nata que disfruta del buen café y del observar.

¿Él? Nadie extraordinario, peón de la sociedad, con las alas recortadas, como los demás, sin libertad...

Su mirada comienza a vagar a través del lugar, se percata de la pequeña ventana que permite al invierno inundar el encerrado lugar. Sigue vagando, pero sus ojos la esquivan (tres segundos) la continua ignorando (un segundo)...espera, retorna, suspira y ella es reconocida por sus pupilas.

Ambos sonríen instintivamente, pero una banda musical comienza a tocar y el encuentro es abruptamente interrumpido. Ella escapa de la escena, él la busca con su único sentido que sigue ostentando libertad, pero entre pasan los segundos, ella desaparece del lugar...