viernes, 15 de febrero de 2013

A la sombra de una flor...


...Y allí estaban, sentados en aquella ventana, separados por caminos llenos de desolación, tratando de ahogar en vino, las penas y el dolor. Como si el punto de encuentro fuera Roma y los sueños los pudieran salvar las memorias, cuando se es preso de la clandestinidad del adiós. Pasan las horas, pasan los días, ocupas un mensajero para enviar rosas, pero el tiempo sigue siendo relativo, mientras me mantenga vivo.